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Mostrando entradas de 2020

Mientras tanto

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"Pero no olviden, amados hermanos, que para el Señor un día es como mil años, y mil años como un día. 9 El Señor no se tarda para cumplir su promesa, como algunos piensan, sino que nos tiene paciencia y no quiere que ninguno se pierda, sino que todos se vuelvan a él."  (2 Pedro 3.8-9) [ Pulse aquí para continuar la lectura del pasaje bíblico completo.] Han pasado 39 semanas desde que lo que considerábamos “normal” en nuestro diario vivir fue interrumpido por la pandemia en el Sur de la Florida. Muchas personas pensaron que sería cuestión de unas pocas semanas, quizás unos pocos meses, antes de regresar a nuestra normalidad. Otros pensábamos que no se trataba de algo pasajero, sino de un periodo de tiempo más extenso. Sea como sea, ya han transcurrido nueve meses que dejan sentir su peso creciente sobre nuestro estado de ánimo. Más aún, la noticia de las vacunas que están siendo aprobadas para uso general, queda empañada con la realidad de que pasarán muchos meses antes de qu

Y a Dios lo que es de Dios

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 La Escritura: Mateo 22:15-22 “Den al César lo que es del César, y a Dios lo que es de Dios” -- esta es una de esas expresiones de Jesús que trasciende lo eclesial y se ha convertido en parte de la cultura popular. Cuando una frase bíblica pasa a ser patrimonio de la cultura popular, usualmente pierde su fuerza y se pierde su significado. Eventualmente se convierte en un cliché que repetimos queriendo decir algo --aunque ese algo diste mucho de la intención original del dicho. A través de los años he escuchado muchas veces esta frase como justificación en sermones sobre “el deber ciudadano” de pagar impuesto, respetar y obedecer a las autoridades, adoptar la díada de “Dios - Patria”. “Den al César lo que es del César” , a la larga viene a ser una domesticación del mensaje y la enseñanza radical de Jesús. Por ello, como de costumbre, es indispensable regresar al texto bíblico y considerarlo en su contexto. Lo primero que debemos observar al leer este episodio del Evangelio Según Mateo

Todo lo que respira

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«¡Que todo lo que respira alabe al Señor! ¡Aleluya!»  -- Salmo 150.6 [Una breve reflexión sobre la adoración a Dios en tiempos de aislamiento y cuarentena*] La lectura completa: Salmo 150 El Libro de los Salmos es básicamente un himnario o cancionero. Desafortunadamente no tenemos acceso a las melodías con las cuáles se cantaban los salmos, pero tenemos acceso al mensaje contenido en dichas composiciones. Aunque muchos de los Salmos se atribuyen al rey David, los Salmos no son producto de un solo autor, sino de muchos autores en diversos tiempos, lugares y circunstancias. De modo que viene a ser una colección de poemas --en su mayoría oraciones-- que reflejan diversas etapas de la vida humana comunitaria en relación con Dios.   El Salmo que hoy consideramos da cierre a la obra completa con una contundente exhortación a la adoración a Dios. Su primera invitación o llamado es a alabar a Dios “en su templo” (v .1), pero no lo limita al recinto del templo, sino que lo extiende hacia “la m

En la profundidad de un pozo oscuro

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La Escritura: Génesis 37.1-4, 12-28 (RVC) Una de las tradiciones litúrgicas de las cuales participamos regularmente en el culto público es pronunciar la frase “palabra de Dios” al concluir alguna lectura bíblica, seguida de la respuesta colectiva diciendo “te alabamos, Señor.” En muchas otras congregaciones cristianas se practica alguna variante de esta tradición. Es una manera de afirmar inspiración divina presente en las Escrituras que reconocemos como Sagradas. No obstante, confieso que hay narraciones y textos bíblicos sobre los que se me dificulta decir la frase “palabra de Dios” al concluir su lectura. Este es uno de esos. Es difícil (por no decir imposible) encontrar algún versículo de esta narración plasmado en alguna tarjeta postal de esas que enviamos para animar a otras personas. Para ello tenemos otros pasajes como “¡Todo lo puedo en Cristo que me fortalece!” (Fil 4.13) o “El Señor es mi Pastor, nada me falta” (Sal 23.1) ... Jamás he visto un afiche con las siguientes pal

¿Dónde está el Señor?

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Quiero invitarte a que leas el Salmo 139.1-12 ( aquí ) No lo leas rápido. Toma un respiro entre frase y frase, y deja que sus palabras se asienten en tus pensamientos. Léelo otra vez. Y medita un rato en silencio... Este Salmo en su totalidad, es un poema donde el autor celebra la presencia divina en todo tiempo y en todo lugar. Con frecuencia suelo proclamar en sermones y reflexiones que el Señor nos acompaña “en los tiempos buenos, los malos, y los peores.” ¿Dónde está el Señor? es una pregunta que suelo escuchar, principalmente en “los tiempos malos y los peores.” Es una pregunta que en muchas ocasiones también he formulado a través de mis días. Cuando recibimos notificación de que la prueba que nos hicieron dio un resultado positivo, preguntamos “¿Dónde está el Señor?” Cuando suena el teléfono y nos dan la noticia de que no volveremos a ver jamás a un ser amado, preguntamos, “¿Dónde está el Señor?” Cuando nos enteramos que lo que teníamos planificado por meses se ha e

Cuevas de contagio

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Jeffrey Weston, Jesus Cleansing The Temple Una exhortación a colegas del clero y liderato de congregaciones cristianas: El mes pasado celebrábamos la más importante semana en la tradición cristiana, la Semana Santa . Como parte de las celebraciones recordábamos la entrada de Jesús de Nazaret a Jerusalén y su confrontación con las autoridades del templo: «Escrito está: “Mi casa es casa de oración.” ¡Pero ustedes han hecho de ella una cueva de ladrones!»   (Lucas 19.46) Sabemos de much@s que están ansiosos por reabrir los templos para reuniones de oración y adoración en persona . Las autoridades gubernamentales a nivel federal y --en algunos casos-- a nivel Estatal y Condal, están fomentando la pronta apertura de los edificios de adoración, aún cuando la pandemia no ha terminado. Les ruego, colegas, no cedamos ante presiones que nada tienen que ver con la salud y el bienestar colectivo, sino con otros tipos de intereses electoreros y económicos. Francamente imagino que si Je

En la vida o en la muerte

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jmcp | Minnesota, Feb 2020 Al momento de escribir esta meditación (7 mayo 2020), las cifras en la Nación rondan las 70,000 muertes y más de un millón de personas contagiadas. Y en el momento en que leas estas palabras, es muy probable que los números hayan aumentado considerablemente. En circunstancias normales no nos gusta hablar de la muerte, pero dada la presente situación, este es un tema que debemos considerar.  Muchas veces tratamos de ignorar o minimizar la muerte con eufemismos o con frases trilladas que repetimos fuera de contexto. Andar en la fe no significa vivir en negación. Andar en fe implica hacer frente a lo que venga con templanza y sobriedad, reconociendo que en última instancia, nuestro destino está en las manos divinas, aquí o en la eternidad. El apóstol San Pablo comprendió estas profundas verdades. San Pablo pasó más tiempo caminando el "valle de sombras de muerte” que descansando en "delicados pastos y aguas de reposo” -- por decirlo en palabras

¡En la dirección equivocada!

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Reverendo Scott (Gene Hackman) Lectura bíblica: 1 Tesalonicenses 5.12-28 NTV Nací en 1970, una década que en términos del Cine, se caracterizó por películas de alto presupuesto con temas de grandes desastres. Entre ellas: Airport (Aeropuerto) y sus secuelas ‘75, ‘77, y ‘79 Concorde, Meteor (Meteoro), The Towering Inferno (Infierno en La Torre), Earthquake (Terremoto) y The Poseidon Adventure (La Aventura del Poseidón). Esta última me parecía fascinante por la viveza de sus efectos especiales que - para aquella época, y ante la vista de un niño menor de 10 años - resultaban muy convincentes e impactantes. Ya de adulto volví a ver esta película, The Poseidon Adventure , con ojos distintos: ya no los ojos que se impresionan con los efectos especiales, sino la mentalidad de quien está atento a las dinámicas de las relaciones humanas que se desarrollan durante el filme. La trama gira en torno a un enorme crucero que queda a la deriva, flotando boca abajo en el mar, habiendo s

¡Despierta, Señor! ¿Por qué duermes?

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El Libro de Los Salmos es una colección de poemas/canciones del antiguo pueblo de Israel. Lo pudiésemos comparar con los himnarios que ha utilizado la iglesia cristiana a través de muchas décadas. El contenido de los Salmos es frecuentemente utilizado como parte de la liturgia cristiana en diversas tradiciones, especialmente por sus abundantes de expresiones de alegre alabanza y admiración a Dios. No obstante, las palabras de los Salmos no siempre son alegres. Sus expresiones recogen la inmensa variedad de estados de ánimo del ser humano, entre ellos frustración, dolor, quejas, angustias, miedo. El favorito de muchas personas es el Salmo 23, pero no todos los salmos manifiestan el mismo nivel de confianza y seguridad de quien escribió «cuando ande en valle de sombras de muerte no temeré mal alguno...»   Hay ocasiones en que los salmistas al transitar por "el valle de sombras de muerte" sí tuvieron temor -- como cualquiera de nosotros siente temor ante la incertidumbre.

La fe tóxica mata

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5 Entonces el diablo lo llevó a la santa ciudad, lo puso sobre la parte más alta del templo, 6 y le dijo: «Si eres Hijo de Dios, lánzate hacia abajo; porque escrito está: »“A sus ángeles mandará alrededor de ti”, y también: “En sus manos te sostendrán, Para que no tropieces con piedra alguna.”» 7 Jesús le dijo: «También está escrito: “No tentarás al Señor tu Dios”.»  (Mateo 4:5-7 RVC) Al momento de escribir estas líneas me encuentro triste. Es el undécimo día desde que decidimos suspender servicios y reuniones presenciales en nuestra congregación, como medida para combatir la propagación del COVID-19 .  Cuando tomamos esta decisión, ya la Organización Mundial de la Salud había declarado la pandemia . No era asunto de fomentar el pánico, sino de ser responsables y no exponer a nadie a un posible contagio, ya que, a todas luces, en ese momento algunos(as) de nosotros estaríamos contagiados sin saberlo y nos convertiríamos en portadores del Coronavirus .  Uno de los proverbios bí

Ver realmente a Jesús

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Lectura: Juan 9.1-41 El Evangelio Según Juan tiene varias características que lo distinguen de los demás. Una de ellas es que sus narraciones tienden a ser mucho más extensas en comparación con los Evangelios Según Mateo, Marcos o Lucas. El presente capítulo es vivo ejemplo de ello. La tentación a tocar de alguna manera todos los temas que la narración plantea es grande. Pero para ello ya tendremos otras oportunidades. Para el momento histórico que juntos estamos enfrentando, voy a invitarles a concentrar nuestra atención solamente en dos asuntos. El primer asunto tiene que ver con el comienzo de la historia allí narrada, la pregunta que los discípulos hacen a Jesús al ver a un hombre ciego de nacimiento: «Rabí, ¿quién pecó, para que éste haya nacido ciego? ¿Él, o sus padres?» (v. 2) Es importante observar cuidadosamente la pregunta de los discípulos. Dicha pregunta refleja la mentalidad imperante en su tiempo. En aquella cultura antigua, las enfermedades y tragedias eran usua

A mitad de semana (Lectura y Reflexión | 3-18-2020)

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UN SALMO PARA HOY - Salmo 147.1-11 (Nueva Traducción Viviente) 1 ¡Alabado sea el Señor! ¡Qué bueno es cantar alabanzas a nuestro Dios!     ¡Qué agradable y apropiado! 2 El Señor reconstruye a Jerusalén     y trae a los desterrados de vuelta a Israel. 3 Él sana a los de corazón quebrantado     y les venda las heridas. 4 Cuenta las estrellas     y llama a cada una por su nombre. 5 ¡Qué grande es nuestro Señor! ¡Su poder es absoluto!     ¡Su comprensión supera todo entendimiento! 6 El Señor sostiene a los humildes,     pero derriba a los perversos y los hace morder el polvo. 7 Canten su gratitud al Señor;     al son del arpa, entonen alabanzas a nuestro Dios. 8 Él cubre los cielos con nubes,     provee lluvia a la tierra,     y hace crecer la hierba en los pastizales de los montes. 9 Da alimento a los animales salvajes     y alimenta a las crías del cuervo cuando chillan. 10 No se complace en la fuerza del caballo     ni en el poder del ser humano. 11 No, el Se

El Señor está entre nosotros

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(c) jmcp 2020 Éxodo 17.1-7 (RVC) Como individuos, familias, iglesia y sociedad en general, estamos enfrentando algo que nunca habíamos visto. “Pandemia” es una palabra muy seria y que suena muy fea, porque a todas luces, lo es. No es un chiste (a pesar que para aliviar la tensión en ocasiones tengamos que recurrir al buen humor). El término “ pandemia ” es definido como “enfermedad epidémica que se extiende a muchos países o que ataca a casi todos los individuos de una localidad o región.”   Muchas personas tienen miedo, y con razón. La humanidad es vulnerable. Nuestra salud no es óptima. Ya sea por la edad, por falta de acceso a cuidados apropiados, o por condiciones pre-existentes, gran parte de nuestra sociedad es susceptible al contagio de una condición que para muchas personas puede significar la muerte. El Coronavirus llegó hasta nuestros vecindarios. Esa es la realidad y tratar de negarla o maquillarla sería irresponsable. Las reacciones son tan diversas, como diversa

Las noches de desvelo

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Juan 3.1-17 (RVC) Foto: telegraph.co.uk El tercer capítulo del Evangelio Según Juan es uno de gran importancia para la cristiandad. Allí se encuentra contenido uno de los versos más conocidos de la Biblia en todos los tiempos; un verso reconocido aún por personas que no practican la fe cristiana.  El verso 16 fue el primer texto bíblico que aprendí de memoria. Me fue enseñado por mi maestro de primer grado, miembro activo de una de nuestras congregaciones presbiterianas en Puerto Rico, y a quien siempre le estaré agradecido: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree no se pierda, sino que tenga vida eterna.” A mis 6 años de edad, yo no entendía mucho a qué se refiere eso de “perderse”. Tampoco comprendía qué realmente implica o significa eso de “dar a su Hijo unigénito”, pero sí tenía un concepto general del amor. Entendía que, así como mi papá y mi mamá me amaban, mi “Papá Celestial” también. No es de extrañ

¿Qué es la Cuaresma?

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Foto: aciprensa.com La Iglesia Cristiana divide el año litúrgico en estaciones o temporadas, todas ellas de alguna manera relacionadas a la vida de Jesús o a algún aspecto o doctrina de gran importancia para la cristiandad. Los dos eventos que sirven como pilares del año litúrgico son el nacimiento de Jesús (que celebramos en la temporada de Navidad) y su muerte y resurrección (que celebramos durante la Semana Santa). Ambos eventos son precedidos por temporadas que sirven como preparación a la celebración del evento. De esta forma, la Navidad es precedida por la temporada de Adviento. Así también la Semana Santa es precedida por la temporada que ahora estamos observando, la Cuaresma. Cuaresma corresponde a un periodo de 40 días que comienza con el Miércoles de Cenizas y culmina antes de la celebración del Servicio de Jueves Santo. (En el cálculo de 40 días no se cuentan los domingos, ya que cada día del Señor se considera como una celebración de la resurrección de Jesucristo.)

Bienaventuranzas

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Lectura: Mateo 5.1-12 RVC Este es uno de esos pasajes que son considerados como “clásicos” en las Escrituras Sagradas de la cristiandad. El mismo acompaña a otros pasajes que también son sumamente conocidos, como el Salmo 23 y Éxodo 20 (Los Diez Mandamientos). Recuerdo que en la escuela de mi niñez (una escuela religiosa privada), me hicieron aprender y repetir de memoria estos pasajes ---y así lo hacía, aunque no necesariamente comprendiese a plenitud su significado. El autor del Evangelio Según Mateo es muy ingenioso en la manera en que presenta las enseñanzas de Jesús. Gracias a la labor de la investigación bíblica en los últimos dos Siglos, sabemos que los evangelios no fueron escritos necesariamente por testigos oculares, a manera de periodistas que toman nota de algún acontecimiento. Sino que fueron compuestos y redactados por generaciones posteriores (varias décadas después), que investigaron y coleccionaron dichos e historias sobre Jesús, narradas primero de manera oral y

¿Y de allí puede salir algo bueno?

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Arte por Nelson Jr. Madera @darealgenius [Una breve reflexión dedicada a mi pueblo, desde mi contexto como predicador puertorriqueño desde la diáspora] Al momento de escribir estas líneas, me encuentro en medio de los pasos iniciales para preparar un sermón que espero predicar próximamente. Aquellas pastoras y predicadores que toman en serio su vocación homilética, saben que predicar no es asunto de pararse frente a un podio y abrir la boca a ver qué sale. Requiere tiempo: horas, días. Requiere oración. Requiere disciplina de estudio. Requiere lectura, mucha lectura. Y requiere escritura, borradores, y más escritura. Examinando las lecturas bíblicas del calendario litúrgico asignadas para el domingo, me encuentro con Juan 1.29-51 . La misma es una narración extensa que contiene mucha “tela para cortar” y hablar sobre el llamado del Señor y la importancia del testimonio. Pero de todo ello, hasta ahora, un detalle de la narración me hace pensar mucho (v. 46): "¿De Nazaret pu