Entre semillas y frustraciones
No sé si es la edad, o si es algo que pasa luego de dos décadas de labor pastoral, pero lo cierto es que con relativa frecuencia me encuentro en introspección, análisis y repensando la fe, la vocación y los "por qué" y "para qué" de la vida. Me consta que lo que aquí comparto no sólo me ocurre a mí. Le ocurre a otros pastores y pastoras, así como a otras personas en vocaciones de docencia, ya sea que estén comenzando su carrera, o que ya se encuentren de salida. La docencia --religiosa o civil-- es una vocación que conlleva satisfacciones, pero a la vez sacrificios y su buena dosis de frustraciones. Es devastador al interior de la persona docente cuando se encuentra discípulos(as) que llevan mucho tiempo escuchando la enseñanza, pero a la hora de la verdad parece como si nunca hubiesen tenido exposición a ella. En el ámbito de la enseñanza cristiana, nunca dejan de sacudirme preguntas como las siguientes: ¿Cómo es posible que alguien que lleva muchísimo tiemp