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Mostrando entradas de septiembre, 2018

Ancianos, sacerdotes y escribas

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¿Les ha pasado alguna vez que, releyendo algún pasaje bíblico que hayan leído muchísimas veces, de pronto encuentran allí algo que no habían visto antes? A mí me ocurrió recientemente. Estaba leyendo en voz alta el pasaje de Marcos 8.27-38 para ofrecer luego una plática, cuando de pronto allí vi algo que no había observado previamente. Este es un pasaje que se lee al menos, una vez cada tres años, en aquellas iglesias que siguen el leccionario común (una serie de lecturas bíblicas en para cada semana en un ciclo trienial). Se trata de uno de los avisos de Jesús sobre el destino que le esperaba al final de su jornada ministerial. Es un pasaje que ha sido cantera para muchísimos sermones y estudios bíblicos. Es un pasaje que en mis años de labor pastoral he estudiado minuciosamente. Pero ayer, hubo un detalle que saltó de la página y cautivó mi atención. Jesús estaba hablando de su sufrimiento futuro: nada fuera de lo que por estudio, repetición, y tradición conocemos y que ocupa u

Aprender, desaprender y reaprender

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Una reflexión sobre Marcos 7.24-30  (DHH). «Ella le respondió: —Pero, Señor, hasta los perros comen debajo de la mesa las migajas que dejan caer los hijos. Jesús le dijo: —Por haber hablado así, vete tranquila. El demonio ya ha salido de tu hija.» https://reverendally.org/2017/10/03/the-one-with-the-crumby-dog/ Este pasaje bíblico nos permite ver una fase de Jesucristo que solemos pasar por alto. En la fe cristiana, siguiendo el testimonio de las Escrituras y de la tradición apostólica, decimos que Jesucristo era completamente Dios y completamente humano. Eso es lo que se conoce como la doctrina de la encarnación . Desafortunadamente con frecuencia privilegiamos la divinidad de Jesucristo anulando prácticamente su humanidad. Pero la narración que hoy leemos nos permite observar que Jesucristo fue completamente humano y como humano, también fue enseñado y condicionado por los patrones, creencias, y costumbres de su época. Como cualquier otro niño hebreo de su tiempo, Jes

Una oración de intercesión

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Amado Dios tu compasión no tiene límites, sin embargo nuestras vidas son limitadas y frágiles. Por ello elevamos plegarias a ti cuando las fuerzas se acaban y las esperanzas se debilitan. Rogamos, Señor, no solo por nosotros sino por el prójimo desvalido, enfermo, lastimado, y herido por los crueles golpes de la vida. Rogamos por quienes lloran y no ven llegar el alivio a su sufrimiento. Rogamos por quienes se enfrentan día tras día a paredes de menosprecio, injusticia y desamor. Rogamos por el abrazo de tu Espíritu Consolador, que nos impulsa y nos llama igualmente a ser agentes de consolación. Oramos En Nombre de Cristo, Aquel que conoce de primera mano la profundidad del dolor humano. Amén.