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Mostrando entradas de mayo, 2012

No tienes que ser pastor ni pastora

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A través de los años he conocido cristianos(as) devotos que quieren servir al Señor de todo corazón pero no ven el ministerio pastoral como una opción real para sus vidas. Siempre les respondo de la misma manera : "no tienes que ser pastor(a)". Aún en las filas de la Iglesia Presbiteriana, una iglesia que afirma "el sacerdocio de todos los creyentes", se ha perpetuado la noción del pastorado como la respuesta suprema al llamamiento del Señor a su servicio. Todavía resuena en mi memoria el eco de voces celebrando que yo había sido llamado "al Santo Ministerio", refiriéndose a la vocación pastoral. Lo cierto es que todos los ministerios son "santos", no hay ninguno más "santo" que los demás. "Santo" significa consagrado, dedicado al servicio del Señor... y para eso no hay que ser pastor(a). Esa noción clericalista nos lleva a subvalorar el llamado que el Señor hace a todos los creyentes. También nos lleva a colocar en h

En la brecha

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Aquí les comparto una inspiradora composición de José De Diego  (1816-1918), un ilustre poeta de mi pueblo, Aguadilla, Puerto Rico: ¡Ah desgraciado si el dolor te abate, si el cansancio tus miembros entumece! Haz como el árbol seco: reverdece y como el germen enterrado: late. Resurge, alienta, grita, anda, combate, vibra, ondula, retruena, resplandece... Haz como el río con la lluvia: ¡Crece! Y como el mar contra la roca: ¡Bate! De la tormenta al iracundo empuje, no has de balar, como el cordero triste, sino rugir, como la fiera ruge. ¡Levántate!, ¡Revuélvete!, ¡Resiste! Haz como el toro acorralado: ¡Muge! O como el toro que no muge: ¡Embiste!  

Institución de la Religión Cristiana: Juan Calvino

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Recientemente, en la Primera Iglesia Presbiteriana Hispana , hemos repasado algunos de los planteamientos de Juan Calvino en relación a su entendimiento de Las Escrituras como Palabra de Dios.  Para beneficio de nuestra audiencia cibernética, hacemos disponible estos enlaces a la obra magistral del gran teólogo del Siglo XVI, Institución de la Religión Cristiana . Descargar el Tomo 1 Descargar el Tomo 2 (Actualmente la edición en español se encuentra fuera de imprenta, sin embargo la Editorial FELIRE , productora de la edición, la ha hecho disponible para descargar en formato PDF.)

No es perfecta, pero es nuestra «madre»

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Es inevitable durante esta semana no toparnos a cada momento con el tema de la maternidad.  Al igual que con otras festividades, el comercio saca provecho de la oportunidad para aumentar sus ventas bajo la consigna del “Día de las madres”.  Poniendo a un lado el consumismo en el que se sumerge nuestra sociedad, es propio reconocer a aquellas que han sido instrumento del Altísimo para traernos a este mundo. A mi madre mi gratitud cada día por haber dado la vida para ayudarme a ser quien soy. Ahora bien, durante estos días también he estado repasando escritos de Juan Calvino , reformador francés del Siglo XVI, y de quien la Iglesia Presbiteriana (EUA) deriva mucho de su DNA.  Recientemente he estado leyendo sus enseñanzas sobre la disciplina de la oración, así como su entendimiento sobre Las Escrituras.  Habiendo pues, desempolvado la Institución de la Religión Cristiana de mi biblioteca, me he topado con una metáfora de Calvino sobre la Iglesia: «Madre de todos los fieles».  Al respe

Algunas consideraciones sobre la oración

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Según el calendario oficial del gobierno, hoy (3 de mayo de 2012) se celebra «El día nacional de la oración».  Luego de leer la  proclama presidencial  sobre este día, no pude evitar que mi mente discurriera por los senderos de concepciones sobre la oración, según lo he observado a través de los años. Le pedimos a Dios que haya paz, que se terminen las injusticias, que el hambre y la pobreza sean cosa de un pasado distante, y su respuesta vez tras vez sigue siendo la misma, es como si nos dijera: "no pidan que yo haga de forma milagrosa lo que le corresponde a ustedes forjar, trabajar y lograr día a día."  Así como el "diablo" nos ha servido de excusa en inumerables ocasiones para no reconocer nuestras propias faltas, utilizamos a Dios como excusa para no asumir nuestra responsabilidad ni desempeñar nuestro rol en hacer de este mundo uno más justo, compasivo y pacífico.  ¿Qué quiero decir con esto?  Simple: nuestras  actitudes  y nuestras  prácticas  en la v