Una oración de Navidad
Dios siempre fiel,
¡has mantenido tu promesa!
Nos nos has dejado en el abandono,
sino que has enviado tu Hijo a rescatarnos
de los poderes opresores.
Tu Palabra se ha encarnado
en la persona de Jesucristo,
quien se hizo uno de nosotr@s,
asumió nuestra condición,
tomó nuestro lugar,
lloró nuestras lágrimas,
sufrió nuestros dolores,
llevó nuestra cruz,
y murió nuestra muerte
para que podamos tener una vida
que trascienda el tiempo presente y se extienda hacia la eternidad.
Ahora concédenos, oh Dios,
corazones siempre prestos a recibirte, honrarte y servirte,
amándote sobre todas las cosas
y amando a nuestro prójimo
como lo hizo Cristo Jesús,
quien vive y reina contigo
en la unidad del Espíritu Santo,
un Dios, ahora y por siempre. Amén.
[Esta oración combina palabras originales del Libro de Adoración Común de la Iglesia Presbiteriana (EEUU) y un sermón de Navidad por Rev. José Manuel Capella-Pratts]
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