Parábola de los pescadores
I. Existió un grupo que se llamó “los pescadores”. Y había peces en cantidad por toda el área, estaban rodeados por ríos, lagos, riachuelos, y quebradas. Y los peces tenían hambre. Y semana tras semana, mes tras mes, y año tras año, aquellos que se llamaban “pescadores” se reunían y hablaban de su llamamiento a pescar... hablaban de la abundancia de peces y de la necesidad de ir a pescar... también hablaban sobre cómo se pesca. Año tras año con gran cuidado y claridad definían qué era pescar. Pero nunca pescaban.
II. Auspiciaban campañas para pescadores, compraban nuevos equipos de pesca y discutían si se había inventado algún tipo nuevo de carnada. Y estos pescadores construyeron un enorme, espacioso, bonito y flamante edificio al que denominaron “Oficinas Centrales de los Pescadores”. Se alegaba que toda persona debía pescar, y que todo pescador debía pescar. Pero nunca se daban a la tarea de pescar.
III. En adición de sus reuniones regulares, organizaron una junta para enviar pescadores a pescar en otros lugares pues había muchos peces por doquier. Era formidable el reto y nombraron personal y comités. Pero nadie del personal ni los miembros de los comités iban a pescar.
IV. Se organizó un Centro de Adiestramiento muy bien equipado, espacioso y bien elaborado para adiestrar pescadores. La gente ahora, obtenía sus Doctorados en Pescatología o el Arte de Pescar.
V. Y año tras año, y después de entrenamientos tediosos, muchos se graduaban y obtenían sus licencias para pescar. Eran enviados a muchos lugares donde los peces abundan. Pero nadie iba a pescar.
VI. Un día, después de una inspiradora reunión sobre la necesidad de pescar, un joven pescador salió de la reunión y se fue a pescar. Al otro día reportó que había capturado dos considerables peces. Fue honrado y reconocido por su excelente pesca. Entonces se le llenó el calendario para que fuera a visitar todas las posibles reuniones de importancia para compartir cómo fue que lo hizo. Así que dejó de pescar para compartir con otros la historia de su proeza.
Lo hicieron miembro de la Junta General de Pescadores como persona que tenía experiencia considerable en la pesca. Imagínense cómo se sintieron de lastimados los demás pescadores cuando esta persona dijo que las personas que no habían pescado nada no eran pescadores, no importa que lo reclamaran. Pero sonaba correcto lo que decía. ¿Es realmente pescadora aquella persona que año tras año no pesca?
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*La parábola fue presentada por Bob Cueni ante el “National Evangelism Workshop '90”, Mayo 8-10 de 1990, en Nashville Tennessee, de una publicación de Bethrem Church. Traducción del Rev. Tony Lugo.
II. Auspiciaban campañas para pescadores, compraban nuevos equipos de pesca y discutían si se había inventado algún tipo nuevo de carnada. Y estos pescadores construyeron un enorme, espacioso, bonito y flamante edificio al que denominaron “Oficinas Centrales de los Pescadores”. Se alegaba que toda persona debía pescar, y que todo pescador debía pescar. Pero nunca se daban a la tarea de pescar.
III. En adición de sus reuniones regulares, organizaron una junta para enviar pescadores a pescar en otros lugares pues había muchos peces por doquier. Era formidable el reto y nombraron personal y comités. Pero nadie del personal ni los miembros de los comités iban a pescar.
IV. Se organizó un Centro de Adiestramiento muy bien equipado, espacioso y bien elaborado para adiestrar pescadores. La gente ahora, obtenía sus Doctorados en Pescatología o el Arte de Pescar.
V. Y año tras año, y después de entrenamientos tediosos, muchos se graduaban y obtenían sus licencias para pescar. Eran enviados a muchos lugares donde los peces abundan. Pero nadie iba a pescar.
VI. Un día, después de una inspiradora reunión sobre la necesidad de pescar, un joven pescador salió de la reunión y se fue a pescar. Al otro día reportó que había capturado dos considerables peces. Fue honrado y reconocido por su excelente pesca. Entonces se le llenó el calendario para que fuera a visitar todas las posibles reuniones de importancia para compartir cómo fue que lo hizo. Así que dejó de pescar para compartir con otros la historia de su proeza.
Lo hicieron miembro de la Junta General de Pescadores como persona que tenía experiencia considerable en la pesca. Imagínense cómo se sintieron de lastimados los demás pescadores cuando esta persona dijo que las personas que no habían pescado nada no eran pescadores, no importa que lo reclamaran. Pero sonaba correcto lo que decía. ¿Es realmente pescadora aquella persona que año tras año no pesca?
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*La parábola fue presentada por Bob Cueni ante el “National Evangelism Workshop '90”, Mayo 8-10 de 1990, en Nashville Tennessee, de una publicación de Bethrem Church. Traducción del Rev. Tony Lugo.
Oí esta parábola de los pescadores en una conferencia de evangelismo todos nos reímos porque nos ilustraba muy bie n a nosotros los pescadores de hombre. Nunca la olvide fue el principio de mi hermoso ministerio
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