Un consejo para futuros predicadores y predicadoras


Querida o querido amigo predicador:

La preparación para un sermón, entre otros factores, requiere cultivar y practicar la disciplina de la lectura.
  • Leer el texto bíblico (leerlo, y releerlo en múltiples ocasiones)
  • Leer la academia (los recursos escritos por exégetas y comentaristas)
  • Leer la congregación (en qué estado se encuentra tu gente, sus alegrías y penas)
  • Leer la comunidad (la ciudad, el campo, el barrio donde se encuentra ubicada la congregación)
  • Leer la sociedad en general (qué está ocurriendo a nivel nacional e internacional)
Y aquí solo me refiero al ejercicio de la lectura, sin incluir el proceso de diseño y escritura del sermón. Todo eso se traduce en largas horas de trabajo que muchas veces pasan desapercibidas por la audiencia que sólo ve los 20 o 30 minutos de "entrega" del sermón. Una feligrés me dijo en una ocasión: "Pastor, es que usted predica tan fácil..." Ella no tenía conciencia del trabajo y las noches sin sueño que todo esto cuesta. (Me hubiese encantado tener la gráfica aquí incluida para ilustrarle.) En otra ocasión alguien me cuestionó para qué comprar tantos libros si para predicar "solo hace falta una Biblia". Hubiera querido decirle que "para hablar como hablo hay que leer como leo."

En resumen, para que haya sustancia y contenido en lo que se dice, tiene que haber sustancia y disciplina en el estudio y la lectura. También hay que acostumbrarse a la idea de que siempre habrá alguien que no aprecie tu labor. Aún así, no dejes de dedicar el tiempo a la preparación responsable y rigurosa. Tu predicación será el alimento espiritual de muchos más...

Comentarios

  1. Pastor y Amigo: Definitivamente hay que orar, prepararse, leer, analizar y reflexionar mucho antes de comunicar algo tan importante como las enseñanzas de nuestro Dios. Quien diga lo contrario, no entiende la envergadura de la encomienda del Señor de llevar su Palabra a otros. Comunicar verbal o por escrito conlleva una gran responsabilidad para con los recipientes del mensaje. Quien no aprecie la labor, lamentablemente se lo está perdiendo. Saludos y un gran abrazo desde nuestra isla. Gracias por tus palabras repletas de verdad.

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