Pastoreando republicanos, demócratas y otros especímenes

Al acercarse las elecciones generales en los Estados Unidos, hay un mensaje que quiero estipular claramente.  Lo he expresado en varias ocasiones, pero de vez en cuando no viene mal un recordatorio, particularmente cuando hay quienes suelen olvidarlo... Como pastor, no es mi función endosar públicamente candidato ni partido político alguno.  No es mi función decir ni insinuar ni recomendar a mi feligresía que vote por tal o cual persona. Considero que eso es un flaco servicio al Evangelio de la gracia de Dios en Cristo y una falta de respeto a mi vocación pastoral.  Mi deber es pastorear a todas las personas, indistintamente de cuáles sean sus preferencias particulares. No voy a dejarme arrastrar por el juego de quienes pretenden que yo "le eche la bendición" a su candidato de preferencia.

Claro está, esto no significa que los cristianos no debamos participar activamente en el quehacer de nuestra sociedad.  No hemos sido llamados a alienarnos del mundo, sino a dar testimonio en el mundo.  Nuestra Iglesia enseña que «La obra redentora de Dios en Jesucristo abarca la totalidad de la vida del ser humano: lo social y lo cultural, la economía y la política, lo científico y lo tecnológico, lo individual y lo corporativo» (Confesión de 1967, 9.53). Damos testimonio del reino de Dios y la gracia divina cuando nos involucramos buscando el bienestar para todas las personas en un marco de justicia, equidad, y paz.

El sistema democrático representativo que gozamos en nuestra sociedad es algo que debemos cultivar, defender y mejorar.  Una de las herramientas que la democracia nos otorga es el derecho al voto.  Por medio del voto -que además de ser un derecho, es también un deber- podemos hacer constar nuestro sentir como ciudadanos en cuanto a los destinos del país.  Vayamos a las urnas con un sentido de responsabilidad ciudadana.  Busquemos documentación adecuada.  Leamos las ideas, propuestas y plataformas de gobierno de los partidos, las cuáles se encuentran disponibles en la internet. (Un recurso para comenzar la investigación es "2016 Presidential Candidates", pero no nos conformemos sólo con una fuente de información. Hay muchas.) Una de las peores cosas que nos puede pasar como nación es contar con una ciudadanía desinformada o malinformada.  Atrevámonos a romper con los fanatismos y apasionamientos que muchas veces ahogan la razón y la sensatez.  Es indispensable educarse e informarse.

Por encima de todo, nuestra participación ciudadana debe darse en el marco de un profundo sentido de oración.  Uno de los autores bíblicos hace la siguiente exhortación: «Ante todo recomiendo que se hagan peticiones, oraciones, súplicas y acciones de gracias a Dios por toda la humanidad. Se debe orar por los que gobiernan y por todas las autoridades, para que podamos gozar de una vida tranquila y pacífica, con toda piedad y dignidad. Esto es bueno y agrada a Dios nuestro Salvador...» (1 Timoteo 2.1-3 DHH).  Desde la fe cristiana afirmamos que nuestra lealtad al reinado de Dios va por encima de las consideraciones, intereses y lealtades político-partidistas.  Demos, pues, ejemplo del amor y la gracia divina para «toda la humanidad» ... y eso incluye a republicanos, demócratas y otros especímenes.


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2016-04-12. Actualizado con enlace a información sobre elecciones presidenciales del 2016.

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