Magos del Oriente


«... arrodillándose le rindieron homenaje.  Abrieron sus cofres y le ofrecieron oro, incienso y mirra»  (Mateo 2.11 DHH).

Me resulta extraño estar residiendo en una tierra donde la celebración de la epifanía pasa desapercibida.  La tradición en Puerto Rico y otros países de habla hispana celebra el "día de los tres reyes magos". En la víspera del 6 de enero los niñ@s colectan hierba que colocan en una caja o canasta para alimentar a los camellos de los reyes que vienen a traer regalos a quienes se han portado "bien" (algo así como las galletitas y la leche que se le ofrece a Santa Claus - el mismo cuento con otros protagonistas). Ahora bien, lo que distingue la tradición de los reyes magos de la tradición de Santa Claus es que la primera tiene un origen - aunque somero - en la narración del evangelio según Mateo mientras que la segunda proviene de fuentes externas a la Biblia que ahora no vienen al caso.

La palabra "epifanía" en su sentido original quiere decir simplemente "manifestación/revelación de un rey".  La Iglesia cristiana conmemora la epifanía (manifestación/revelación) de Jesucristo a los pueblos no judíos (pueblos "gentiles", representados por los "magos").  El relato bíblico, contenido en el capítulo 2 de Mateo, no menciona nada de que estos personajes fueran "reyes", ni que fueran "tres", simplemente les identifica como sabios/magos del Oriente que se dedicaban al estudio de las estrellas.  De hecho, el relato bíblico tiene un sentido de ironía, pues el liderato judío (representado por el rey Herodes, los "jefes de los sacerdotes y los maestros de la ley") ignoraba el acontecimiento del nacimiento del mesías anunciado, mientras que quienes no eran parte del llamado "pueblo de Dios" estaban abiertos a la "manifestación del rey".  No puedo evitar comparar esto con muchas experiencias donde he observado que gente no identificada como "religiosa" está más a tono con el reino de Dios que muchos que se autoproclaman como fervorosos "creyentes".  

El relato bíblico indica que los magos del Oriente siguieron una brillante estrella que les indicó el lugar donde se encontraba el niño recién nacido.  Al llegar a la casa, vieron al niño con su madre y «arrodillándose le rindieron homenaje».  La celebración de la epifanía (al igual que la celebración de la natividad) no consiste en hacer regalos a los niñ@s que se porten bien - como tradicionalmente  la celebramos.  La celebración se trata de reconocer y rendir homenaje/adoración al maravilloso Ser que se ha encarnado para salvación de la humanidad más allá de nacionalidad, procedencia o cualquier otra condición.  De los magos del Oriente tenemos mucho que aprender.  Ellos no eran teólogos, tampoco eran entendidos de las tradiciones y costumbres religiosas de los que se identificaban como "pueblo de Dios", pero supieron ante quién arrodillarse para reconocerle, entregarle sus mejores dones y rendirle adoración.

No dejemos pasar el tiempo de epifanía sin abrir nuestras vidas a la manifestación del rey identificado por las Escrituras como Emanuel: Dios-con-nosotros.

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