Hipocresía cristianoide

(Este es un extracto del Sermón que prediqué con motivo del Miércoles de Cenizas, 5 de marzo de 2014, en la Primera Iglesia Presbiteriana Hispana en Miami FL. Mateo 6.1-6, 16-21. El audio del sermón completo se puede acceder pulsando este enlace.)

«...no seas como los hipócritas...» (Mateo 6.5)

Durante los pasada década se ha estado investigando y escribiendo muchísimo sobre el fenómeno religioso en nuestra sociedad.  Parte de lo evidenciado en las numerosas encuestas y estudios es que la cantidad de personas que en esta nación declinan identificarse con alguna expresión religiosa organizada va en aumento exponencial.  Les llaman los “nones” (en Inglés), los “ningunos” (en Español).  No significa que estas personas no sean religiosas, sino que no se consideran como parte de alguna tradición religiosa en particular. Son quienes dicen “soy espiritual, pero no pertenezco a ninguna Iglesia”.  La vasta mayoría de la literatura sobre este fenómeno concuerda en que la religión en general, y la religión cristiana en particular, tiene un serio problema de credibilidad.  La hipocresía es lo que ha venido a representar la religión cristiana en nuestra sociedad.  La desatinada relación entre políticos disfrazados de religiosos cristianos, y religiosos cristianos con pretensiones y agendas políticas, entre otras cosas, nos ha ganado la fama de hipócritas, oportunistas, intolerantes, y otros epítetos más.  La adopción de la teología de la prosperidad por multitudes que convierten a sus caudillos religiosos en magnates, mientras sus seguidores(as) viven en serias condiciones económicas anhelando que un milagro les haga salir de la pobreza, ha llevado a la sociedad a caricaturizar al cristianismo, especialmente al cristianismo evangélico. Las agresivas manifestaciones públicas en ciertos temas relacionados a la sexualidad humana mientras se guarda silencio ante las injusticias y desigualdades avaladas por los poderes económicos y políticos llevan a nuestra sociedad a desconfiar de la iglesia cristiana y, en consecuencia, de la religión que profesamos... Y eso, sin entrar en detalles relacionados con los horrendos abusos sexuales cometidos por parte del clero...  Siempre prestos a juzgar pecados ajenos y a ignorar los propios... Eso es religión tóxica, que lejos de restaurar al ser humano lo que hace es alejarlo de Dios. Debemos recordar que Jesucristo hizo un llamado a sus discípulos a tener una «justicia mayor» que la de los escribas y fariseos (Mateo 5.20), pero con el pasar de los siglos hemos terminado proyectando la misma imagen de los escribas y fariseos de la antigüedad.

En medio de esta lamentable realidad nos urge considerar si habrá un antídoto para todo esto.  ¿Habrá algún remedio para una religión caracterizada por la hipocresía?  ¿Habrá alternativa a una religión tóxica?  La enseñanza de Jesucristo nos da la respuesta, especialmente en el contexto que nos ha tocado vivir. Y la respuesta es: una religión sincera; una espiritualidad realista, más sensible, más humana; una devoción genuina que ame y practique la justicia motivada por el amor y la justicia misma y no por las recompensas presentes o futuras; un cristianismo sin caretas ni máscaras; la vivencia cotidiana de discípulas y discípulos de Jesucristo que, reconociendo nuestra fragilidad, vivamos una jornada de arrepentimiento sincero y humilde que nos motive día tras día a obrar como nos enseñó el Señor mediante sus palabras y su ejemplo.  La Cuaresma, y en especial las cenizas, actúan como símbolo de arrepentimiento.  Y arrepentimiento no es sentirse culpable; arrepentimiento no es sentirse triste; arrepentimiento es un cambio de actitud, un cambio de mentalidad, y un cambio de dirección en la vida.  Hoy el Señor nos ofrece la oportunidad de unirnos en esta jornada de discipulado, aprendizaje, y práctica genuina, sin máscaras, sin caretas, sin pretensiones, sin arrogancia... con la certeza de que no vamos solos(as) en este camino: la gracia redentora de Dios nos toma de la mano.  Soli Deo Gloria.

Comentarios

  1. Entre en su blog por referencia del taller que nos compartio el fin de semana pasado en Las Vegas. Estamos por reportar a nuestra iglesia de la experiencia en ese lugar y a mi me corresponde hablar de su taller. que usted compartio. Gracias por tan buen taller. Espero recibir su presentacion pronto. Bendiciones.

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