Y... ¿qué si tememos?


El leccionario diario sugiere para hoy el Salmo 46 como una de las lecturas bíblicas para este día. Sus palabras resuenan en el corazón de millones de creyentes. "Dios es nuestro amparo y nuestra fortaleza, nuestra ayuda segura en momentos de angustia", es una de esas expresiones que han brindado aliento a quienes las escuchan o leen.


"Por eso, no temeremos aunque se desmorone la tierra y las montañas se hundan en el fondo del mar; aunque rujan y se encrespen sus aguas, y ante su furia retiemblen los montes", continúa diciendo el salmista. Eso es algo que de todo corazón profesamos una y otra vez. No obstante... y ¿qué si tememos? ¿Acaso eso nos hace menos creyentes o menos fieles? ¿Acaso nos pone eso en 'problemas' con Dios? A través de mis años he visto predicadores(as) hacer sentir miserables a sus feligreses y provocarles sentimientos de culpa por sentir temores ante los golpes de la vida. Pretenden vender esta imagen ideal del cristiano(a) que siempre triunfa, que se las sabe todas, que siempre está "en victoria", "declarando" salud y prosperidad en todo tiempo. Pero lo cierto es que el temor es parte integral de la experiencia humana, particularmente cuando nos parece que la tierra se desmorona a nuestros pies. No podemos vivir en negación ignorando la realidad del temor, la frustración y el fracaso. Y esa realidad no es un pecado ni hace sentir al Señor decepcionado por causa nuestra.

La frase "no temas" es una de las expresiones que más veces se repite en los libros bíblicos. Nuestro Dios reconoce la realidad del temor como una experiencia natural en el ser humano. Cada vez que leas en la escritura sagrada un "no temas", no lo veas como un reproche porque temes, sino como una invitación a no dejarte ahogar por el temor. De ahí la importancia de una exhortación divina contenida al final del mismo Salmo: "Quédense quietos, reconozcan que yo soy Dios." Ni tú ni yo somos Dios. Sólo Dios es Dios. Nosotros podremos tener temores, pero nuestro Abbá (papá) está con nosotros: "El Señor Todopoderoso está con nosotros; nuestro refugio es el Dios de Jacob." Hay ocasiones que ameritan hacer un alto, detenerse pacientemente, "quedarse quieto" y simplemente reconocer que Dios es Dios, y luego continuar el camino sin prisa, un paso a la vez, aunque sea con temor. Date la oportunidad, quédate quieto(a) un tiempo. Te sorprenderá la presencia divina en medio del temor.

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