Capilla para celebrar y recordar a nuestres hermanes transgénero

«Chapel service to celebrate and remember our transgender siblings».  Mientras escribo estas líneas —ahora mismo— está ocurriendo un momento histórico en nuestra denominación, Iglesia Presbiteriana (EE.UU.) : un servicio de capilla para celebrar y recordar a nuestres hermanes transgénero. 

Confieso que hasta hace algunos años yo también pertenecía a esa mayoría religiosa que menosprecia, señala, condena, y rechaza a las personas de identidad no-binaria, viéndoles como una aberración de la creación y plan divino —particularmente personas transgénero. Desde tiempos inmemorables, las personas transgénero no sólo han sufrido rechazo y marginación, sino que han sufrido violencia mientras la sociedad se hace de la vista larga ante el dolor y el sufrimiento de quienes son señaladas como “esa gente rara”. Parte del servicio de capilla incluyó un tiempo de silencio mientras se proyectaban nombres de personas transgénero que han sido asesinadas por ser quiénes son. Me dí a la tarea de leer y contar los nombres, un total de 44 o 45... y mientras meditaba, sentí la profunda convicción de mi pecado de complicidad en tantas muertes. Esto significa que, aunque físicamente jamás he levantado mi mano para hacer violencia contra una persona transgénero, mi silencio, apatía e indiferencia han contribuido a fortalecer la cultura que propicia la mutilación y asesinato de criaturas creadas por Dios. He sido parte del sistema social que también lleva a cientos de personas jóvenes a privarse de la vida, con su autoestima destrozada por una sociedad que no comprende —ni le interesa comprender— las complejidades de la psique humana, bajo el manto de la devoción a Dios. Y por mi complicidad me arrepiento una y mil veces —cosa que me hace recordar el celo de Saulo de Tarso creyendo que rendía un gran "servicio" a Dios al perseguir a quienes confesaban a Jesús como Señor... Hoy, a través de tantas vidas muertas y asesinadas, la voz de Cristo nos vuelve a preguntar "Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?"

Aún hay mucho que desaprender, mucho que aprender, y mucho que enseñar. El camino a la plena justicia, dignidad y equidad del reino de Dios es angosto y lleno de obstáculos y tropiezos, pero hay que seguir andando, esforzándonos siempre por emular los pasos y el ejemplo de Jesucristo, quien no tuvo reparo alguno en poner de lado aún los más preciados dogmas religiosos para priorizar el bienestar integral de las personas vulnerables y vulneradas.

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[Pulse aquí] para descargar (en Inglés) el recurso “The Global Crisis for People Who Are LGBT and Their Families: A Presbyterian Church (U.S.A.) Response” 




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