Recuerdos

Hace mucho tiempo que no escribía para publicar por este medio.  Una multiplicidad de factores – estudios doctorales, problemas de salud, y el día a día pastoral, entre ellos – me mantuvieron alejado de mi “blog”.  Pero hoy quiero hacer un alto en todo el ajetreo y compartir algunos pensamientos por aquí.

Hoy estuve mirando un par de fotos.  Ambas fotos me evocan lindos recuerdos.  Una de ellas es del teatro Sol.  En dicho teatro fue que mi papá nos llevó a ver el estreno de “Star Wars” en el pueblo donde crecimos, Aguadilla, Puerto Rico.  Eso fue en 1977.  Han pasado casi cuatro décadas del acontecimiento que de muchas maneras marcó mi imaginación enlazándome con una narrativa de ciencia ficción que a la vez enseñaba el concepto del bien y el mal con sus metáforas del lado “oscuro” y el lado “claro” de “la Fuerza”.  Es lindo recordar.

La otra foto es mucho más reciente.  La tomó una hermana de nuestra Iglesia mientras nos preparábamos para la celebración del Día de Acción de Gracias en el salón social.  En la foto se encuentra el director musical de nuesta Iglesia, Anc. Jesús R. Sánchez-Reyes, quien ha sido un colega de ministerio de incalculable valor.  Y yo – y esto es lo que me evoca gratos recuerdos – me encuentro, como en muchas ocasiones cargando y acomodando los equipos de audio.  Mi afición por los sistemas de sonido comenzó desde muy temprano en mi vida, cuando veía a mi papá acomodando micrófonos en el templo de la Tercera Iglesia Presbiteriana en Aguadilla.    Los fundamentos de lo que sé sobre el tema los aprendí con él.  Aún tengo viva en mi memoria una tarde cuando me enseñó a enrollar los cables de micrófono de tal manera que no se enredaran (es algo simple, pero no toda la gente enrolla cables sin enredarlos). Al pasar los años fui yo quien se hizo cargo de operar los equipos de audio en el templo, hasta que me fui a estudiar.  Como también me desarrollé como vocalista (eso es materia para contar en otra ocasión), mi relación con los sistemas de amplificación de audio continuó creciendo y evolucionando mientras aprendía las nuevas tecnologías que iban surgiendo en el mercado.

A casi dos décadas de estar laborando formalmente como pastor, sigo trabajando con sistemas de audio.  Soy muy exigente y cuidadoso con eso, no tan solo porque me gusta, sino porque un sonido claro y sin distorsión es indispensable para que las palabras – cantadas o predicadas – lleguen bien hacia quienes las escuchan.  “La fe viene por el oír...” escribió el apóstol (Romanos 10.17).  El mensaje de la Palabra divina que transforma vidas debe ser entregado con precisión y claridad.

Es lindo recordar.  Los malos recuerdos nos enseñan y los lindos recuerdos nos inspiran.  El tiempo no pasa en vano.  Mirar esas fotos me lleva a hacer un alto, reflexionar, y dar gracias a Dios.  Los “pequeños” detalles vienen a ser un tesoro de incalculable valor.  Me siento afortunado, muy afortunado.

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